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Coconut- Capítulo I: Confesión [Extracto]

Nuku Hiva tenía hermosas playas de las que Ulani solía disfrutar antes de ir a trabajar. Sus hermanos en cambio preferían dormir hasta el último minuto, madrugar para ellos era algo impensable, sobretodo para Ariki, que siempre se quedaba hasta tarde en algún ritual polinesio que recreaba para los turistas.

El sol todavía no había salido, pero ya olía a comida en la casa de los tres hermanos. Ulani había vuelto de su baño en el mar, se había vestido con el uniforme de trabajo y ahora cocinaba para sus hermanos un delicioso plato de sopa caliente y pescado frito. 

Una vez que despertó a sus hermanos y desayunaron, fueron caminando al Hotel Hanakee. Entraron por la cocina y saludaron al resto de personal que estaba todavía desayunando, como siempre. Ariki atravesó la cocina seguido de Hori, dejando a su hermana trabajar. Cuando llegó a la recepción, comenzó a recibir a los huéspedes, junto a Hori, que se encargaba de enseñarles el hotel y llevarles las maletas a sus habitaciones y de mantener siempre la limpieza al día, controlando que ninguna habitación se quede sin limpiar al finalizar la jornada.

Esa mañana estaba comenzando a llegar un montón de gente que ocuparía casi todo el hotel y que se quedaría por más de una semana, sin duda, eso ayudaría a la economía de los tres hermanos. Ulani ya tenía su delantal puesto y comenzaba a preparar las mesas del comedor para servir el desayuno, su trabajo en el hotel consistía en servir la comida, un trabajo que hacía sin quejarse y sin descansar.

Cuando el desayuno estuvo listo, Ulani se apresuró a servirlo. Los huéspedes tenían la opción de servirse ellos mismos, lo cual hacía que cada uno se sirviera grandes cantidades de comida en el plato que luego desperdiciaban, así que la bandeja de comida tenía que ser respuesta cada veinte minutos, o menos. Al no tener contacto directo con los clientes, Ulani no se fijaba mucho en los huéspedes, pero esa mañana, había tanta gente, y era tan inusual, que se quedó mirando fijamente las mesas llenas de turistas. Al fijarse en los clientes se quedó con la cara de una guapísima turista rubia de ojos verdes, pelo corto y risueña. Era encantadora y Ulani se quedó inmóvil al verla.

[...]

Era el momento de elegir al camarero o camarera que se encargaría de quedarse a la vista de los enamorados para servirles en todo, mientras, el resto, se quedaría en la cocina terminando la jornada. Entre las camareras con más experiencia estaba Ulani que llevaba más de siete años siendo camarera y, como ese día, había trabajado tanto, Inas decidió recompensarla dejándola al cargo de la feliz pareja y no limpiando platos en la cocina.

Así que Ulani se quitó el delantal y la rejilla del pelo que usaba para cocinar. Inas y el resto de camareros y camareras se fueron a la cocina y en cinco minutos, bajaron al comedor Jarek y Morelia.


Buenas noches dijo Jarek con una amplia sonrisa.
Bue... nas noches respondió Ulani con dificultad tras ver quién era la feliz enamorada. Vuestra mesa es esta de aquí.
Gracias respondió Jarek de nuevo con una sonrisa.
Jarek, dame un motivo para no enfadarme contigo y salir de aquí corriendo.
El motivo es que te amo, Morelia, desde que te conocí. respondió Jarek en voz baja, pero lo suficientemente alto como para que Ulani lo escuchara.
¡Pero yo a ti no!, ¡Jamás te he dado motivos para que pienses eso!
¿Cómo qué no? Sé que intuías que me gustabas y aún así dejaste que siguiéramos siendo amigos y aceptaste venir aquí conmigo de viaje.
Porque era un viaje entre dos amigos que querían celebrar que habían acabado la carrera, no un viaje de enamorados, Jarek, porque yo no estoy enamorada de ti.

Pero, ¿por qué?
¡Porque no puedo!
¿Qué?
No puedo enamorarme de ningún hombre, prefiero... prefiero a las mujeres Morelia se ahogó en sollozos y salió corriendo del comedor.

Ulani la vio marchar entre lágrimas y su corazón se encogió de tristeza, sabía lo duro que tenía que ser para ella confesar eso porque ella también conocía ese dolor, el de esconder lo que sientes por miedo a ser rechazada o a quedarte sola para siempre.

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