Relato - Fases lunares
8 de marzo del 2020:
Te he dedicado muchas palabras que jamás podrás leer. Muchas de ellas, al principio, me servían para intentar hacerme una idea de qué era lo que sentía por ti porque antes de conocerte me había enamorado de otro chico y me había roto el corazón y, en ese momento, aunque todavía no estaba mentalmente preparada y sentía muchísimo miedo, tenía ganas de encontrar a alguien que me volviera a reconstruir el corazón y la fe en el amor, alguien que llenara ese vacío y a quien pudiera darle todo el amor que tenía dentro de mí de manera casi desesperada; y te encontré a ti. Quizás ese fue el primer error: ponerle una carga tan grande a algo y a alguien, aunque tú nunca lo supieras. Quería que funcionara, no solo porque más adelante te llegué a querer muchísimo, sino desde el principio, buscaba que funcionara porque estaba cansada de estar sola. Y, tal y como te dije en un escrito que nunca te enseñé, quizás solo éramos dos náufragos intentando aferrarse al salvavidas del amor, pero sabiendo que no lo era.
Los siguientes escritos, cuando me di cuenta de que te quería, eran cartas tristes de lo que creía que era un amor no correspondido y de cómo me sentía sola, necesitada de que me vieras tal y como soy y de que te enamoraras perdidamente de mí. No pienses que necesitaba que me hinchases el ego, solo quería volver a sentir amor, a volver a sentir las mariposas en el estómago, la piel erizada y la sonrisa eterna. Y quería que todo eso fuese contigo porque te quiero y te admiro. De ahí que me sintiera tan frustrada por no poder ser eso para ti, por no tener mi cuento de hadas, porque podía tener tu cuerpo, pero no tu corazón y yo lo quería todo.
No me gustaba sentirme en el limbo entre una relación y una amistad, ya te lo dije. Así no soy yo, así nunca he sido yo. Y si no quería que se acabase a pesar de estar sufriendo, la culpa era completamente mía. Sería como meter la mano en el fuego conscientemente y culpar a las llamas de mis quemaduras.
A pesar de saber que esta relación algún día llegará a su fin porque somos dos personas totalmente diferentes, te elegí. Incluso después de haber tomado la decisión de ser solo amigos en dos ocasiones y de haber vuelto en las dos, elegí pasar esta felicidad que me haces sentir contigo, elegí no quedarme sola porque eso me aterraba, elegí no quedarme solo con una amistad que me resultaba insuficiente, elegí amar tu cuerpo y tu mente, entregarme a ti y disfrutar del mucho o poco tiempo que nos quedara juntos.
Sé que cuando esto se termine podré tener tu amistad, tu respeto y tu cariño. Lo acepto y así quiero que sea. Te elegí y lo volvería a hacer. Y eso es lo que importa ahora. Ya encontraremos a alguien que nos ame y nos haga sentir esas mariposas otra vez. Ya encontrarás a alguien que caliente ese corazón que decías tener frío y con quien no sientas que le debes nada porque todo te nacerá del alma. Deseo tanto que encuentres a ese alguien como lo deseo para mí.
6 de junio del 2020:
Aparentemente has encontrado a esa persona y, aunque la forma en la que me he enterado no ha sido para nada lo que me esperaba de ti, he tenido varios días para hacerme a la idea y me alegro mucho por ti. Aunque echo de menos hablarte hasta de lo más tonto.
Me han preguntado si te echaba de menos a ti o si echaba de menos tener a alguien. Y, después de leer todo lo que he escrito antes, podría entender que creyeras que solo echo de menos tener a un amigo, a alguien que me escuchase para no sentirme sola. Sin embargo, lo que echo de menos es tu esencia, tus monólogos cuando me hablabas de tus temas preferidos y yo solo escuchaba, de oírte cantar y reír, de tus gestos al hablar, de esperar tu veredicto cuando te preparaba algún plato, del nunca aburrirme si te tenía al lado porque siempre tenías algo que decir. Supongo que la soledad hizo que me aferrara a ti, sí, pero por el camino había aprendido a quererte muchísimo, y eso no lo puede sustituir nadie más.
Hace unos días leí una frase que me ha ayudado a entender esta situación un poquito mejor:
“Es difícil que alguien te rompa el corazón. Generalmente eres tú mientras tratas de meterlo a la fuerza en donde sabes bien que no cabe”. Alejandro Jodorowsky
Tiene razón, no me puedo enfadar contigo, espero que sepas que no lo estoy. He tomado distancia porque todavía me duele y porque siento que ya no es mi lugar. Tu cuerpo ya no me pertenece, tan solo espero seguir en tu corazón y tu mente.
Estoy aprendiendo a controlar mis emociones, a convivir con esa soledad, a dejar la ansiedad de lado y a centrarme en el momento presente. Estoy haciendo terapia con un curso de escritura porque así recupero el placer de escribir a la vez que aprendo a estar en armonía con mis pensamientos, mis emociones y mi entorno. En unos días, y esto solo te lo digo para que sepas que voy a estar bien, voy a ir por primera vez al psicólogo y me siento nerviosa pero sé que en unos años me agradeceré el haberlo hecho. Y seguiré siendo yo pero más consciente, más asertiva y más en paz conmigo misma.
Gracias por todo, pero sobre todo por el tiempo que me dedicaste.
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