¿Qué es una tormenta de ideas?
¿Qué es una tormenta de ideas?
Una tormenta o lluvia de ideas es una práctica de trabajo grupal en el cual cada persona podrá dar una solución a un problema inicial. En la lluvia de ideas, brainstorming en inglés, no se aceptan las críticas de ninguna idea, aunque sí modificaciones, y hay un moderador que se encarga de apuntarlas todas para su posterior lectura, desecho y elección de la idea "ganadora". Esta herramienta, utilizada sobre todo en empresas, la creó Alex Faickney Osborn en el año 1938. Pero hoy nosotros vamos a utilizarla para lo que a nosotros nos interesa: la escritura.
¿Cómo nos puede ayudar en la escritura?
Dado que la lluvia de ideas está pensada para realizarse en grupo, nosotros vamos a hacer unas modificaciones, la primera es que nos encontraremos nosotros solos ante una hoja en blanco. Aquí cada uno puede ser creativo y utilizar pizarras, post-its de colores, etc. Yo soy más simple y utilizo una hoja de cuaderno o una aplicación móvil que me permita escribir notas.
Ahora solo queda escribir una frase que resuma nuestro problema, puede estar en forma de pregunta o no. Por ejemplo, si tenemos una situación en la que nuestro protagonista es un detective privado y nos metemos a narrar un robo pero no tenemos claro cómo conseguir que nuestro detective descubra al ladrón, podríamos poner: Posibles pistas que lleven al detective a resolver el caso.
Una vez establecido nuestro problema comenzaríamos a apuntar esas posibles pistas o posibles escenarios que nuestro detective necesitaría para encontrar a un sospechoso. Es muy complicado ponerse a pensar en ideas porque así de pronto no sale ninguna. En grupo es más fácil porque te pueden surgir nuevas ideas gracias a las aportaciones de otros, pero individualmente a lo mejor te cuesta un poquito más. Yo te recomiendo, antes de ponerte a escribir, hacer una lista de mínimo 10 posibles ideas. Si seguimos con el mismo ejemplo, quedaría algo así:
POSIBLES PISTAS QUE LLEVEN AL DETECTIVE A RESOLVER EL CASO:
1. Encuentra una huella dactilar.
2. Hay un testigo y hacen un retrato robot.
3. Descubre su modus operandi.
4. Descubre que todas las víctimas están relacionadas.
5. Encuentra una huella de sus botas.
6. El ladrón es grabado por una cámara de seguridad.
7. Alguien reconoce y delata al ladrón.
8. El ladrón tenía un compañero que le traiciona.
9. Pillan al ladrón con las manos "en la masa".
10. Apresan al ladrón cuando huía con el botín.
Al principio, como dije, te costará, pero te animará ver que ya vas por 5 y te queda la mitad y te será más fácil, casi como un juego, llegar a tu meta de 10 ideas. A mí me gusta irlas escribiendo así, una debajo de otra, en una hoja de cuaderno como ya dije y luego, después de leerlas y sopesar cuál queda más creíble y coherente, voy desechando las que no me gustan y me quedo con las posibles.
Esas posibles podríamos apuntarlas después en unos post-its de colores y ordenarlas por orden de preferencia y ayudándonos de los colores (por ejemplo: en verde las que más me gustan, en naranja las que podrían mejorarse y en amarillo las que no terminan de convencerme) y pegarlas en la pared de nuestro escritorio, algo así:
Después podríamos dejarlas ahí unas horas o unos días para que las idean se asienten bien y, mientras tanto, desarrollarlas en nuestra mente para ver cuál nos atrae más y/o en cuál podríamos desenvolvernos mejor según nuestros conocimientos, nuestra imaginación, nuestros recursos, etc. Una vez elegida la idea que vamos a desarrollar, comenzaríamos a escribirla y listo. Otro caso resulto de nuestro detective. Esta técnica me gusta mucho porque la podemos utilizar tantas veces como queramos.
Ejemplos
Esta herramienta la estoy poniendo en práctica ahora mismo para resolver un capítulo en el que estoy estancada de Ojos de Marfil. No os diré mucho más para no spoilear, pero es lo que pasa cuando se deja una historia olvidada por seis meses, que al volver a ella necesitamos ideas frescas y a veces es difícil conseguirlas.
Hace unos meses me pasó algo parecido con otra de mis novelas, La Trinidad. La verdad es que tiene mucha más lógica porque fue una historia que escribí sin pensar, no tenía nada claro ni organizado, ni siquiera cronológicamente. Solo eran unos sucesos que me apetecían narrar y que lo hacía dejándome llevar por el momento. La verdad es que fue muy productivo y me gustó mucho dejar escapar todo lo que mi imaginación quería contar, me sirvió para darme cuenta de lo creativa que podía llegar a ser, pero, cómo no, cuando quise darle forma de novela y me percaté de que no la tenía y habían varios sinsentidos, me quedé bloqueada.
Mi creatividad me dejó desamparada por haberle querido prestar más atención a la coherencia y me vi sola intentando resolver algo muy parecido al ejemplo del detective y el ladrón. Pero esta vez se trataba de un violador y necesitaba un punto en común entre las víctimas, ya que no lo había.
Para esta ocasión, como no tenía intención de publicar la novela pronto, recurrí a mis amigas. Les conté la historia, de qué iba, los personajes, dónde se desarrollaba, lo que tenía pensado para el final y cómo habían ocurrido los hechos que narraba. Y de pronto, a una de ellas, mi queridísima Bea que también es escritora (+Beatriz Iglesias) dio en el clavo con la solución.
Además fue muy gracioso porque sin darme cuenta sí que había creado un patrón que el detective de mi historia había descubierto, pero yo, a pesar de ser quien lo escribió, no lo había visto como algo importante o no lo había sabido enfocar. Si no llega a ser por Bea, seguramente a mí se me habría ocurrido algo parecido, porque al final la respuesta la tenía ahí, pero hasta que no hablé de la historia y no expuse mis ideas y expectativas con ella, no fui (o en este caso no fuimos) capaces de encontrar una solución creíble y coherente, que es lo que importa.
Espero que os sea de utilidad, ¿lo habéis usado alguna vez? ¿lo usaríais? ¡¡Contadme!!
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