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Plot a twist! de enero - Los últimos latidos de Faviola



¡Hola hola! He decidido apuntarme a un reto de escritura más, yeah, y aunque no quería publicar hoy, he decidido hacerlo porque recordad que el lunes se publica el primer capítulo de Baile de lenguas (qué ganas de leer vuestras primeras impresiones) y a partir del lunes voy a dejar unos días libres, sin publicar, para que el capítulo ocupe la página principal durante más tiempo. Y si dejaba pasar más días sin apuntarme al reto se me acababa el mes y este reto va por meses jajajaja.

Total, una explicación innecesaria pero quería sacar el tema de Baile de lenguas para recordároslo. Bien, Plot a twist! es un reto de Eleazar Writes y puede que os suene porque llevo varios meses subiendo otro reto de la autora, el reto ¡Yo escribo! para el que tan solo me quedan dos preguntitas por contestar. Plot a twist! en español significa algo así como "vuelta de tuerca" y se refiere a los giros argumentales en una obra, pero en realidad el reto consiste en otra cosa.

Durante los siguientes seis meses que durará el reto, Eleazar publicará tres bloques que nos sirvan de inspiración (una imagen, una frase y una canción) y a partir de ahí tenemos que crear un relato. No hay extensión mínima ni máxima, y cada mes habrá tres nuevos bloques que nos servirán para crear un nuevo relato. Y así durante los siguientes seis meses, es decir, hasta junio. Aunque lo bueno de este reto es que podemos apuntarnos cuando queramos y hacer los seis relatos juntos si queremos, pues tampoco hay límites de publicación, ni siquiera es obligatoria su publicación en nuestros blogs porque está pensado como un reto para ayudarnos a desbloquear nuestra imaginación.

Para el mes de enero, como he dicho, hay tres bloques, la primera es una imagen y es la que voy a usar para crear el relato porque ni la frase ni la canción lograron inspirarme.


LOS ÚLTIMOS LATIDOS DE FAVIOLA

El despertador sonaba como cada mañana y Faviola se levantaba apurada para apagar el aparato que se encontraba en la mesa de su escritorio. Desde allí observó la claridad que se colaba por su ventana, se acercó un poco más a esta y pudo ver a su vecino de enfrente regar el césped del jardín.

Su barrio era uno de esos barrios de las afueras donde todo el mundo presume tener más dinero del que tiene, y por alguna extraña razón, tener un césped bien cuidado era símbolo de tener más poder adquisitivo. Así que su vecino de enfrente no era el único que había amanecido más temprano para regar las plantas y cortar las malas hierbas. 

Después de asearse y ponerse su ropa de entrenar, salió de su habitación a reencontrarse con su familia. Faviola vivía sola desde hacía cuatro años, era económicamente independiente, salvo el coche, que lo pagaba su padre porque ella no podía permitírselo con su sueldo como entrenadora en un gimnasio. Pero al menos dos o tres veces al año, su familia viajaba varios kilómetros para reunirse con su hija y pasar ciertas fechas en familia. Normalmente es la persona que ha salido fuera la que vuelve a casa en las fechas señaladas, pero la familia de Faviola no era una familia corriente.

Desayunaron juntos en la mesa del pequeño salón, el hermano de Faviola, Julio, la molestaba con algunas bromas sobre su estado físico. Era cierto que la chica había engordado unos kilos debido a una ruptura, pero lo estaba superando y había logrado bajar los kilos subidos en poco tiempo, debido a su profesión, estaba todo el día haciendo ejercicio, así que realmente no había sido un problema, pero la acomplejaba igualmente. 

Faviola le dio una pequeña colleja a su hermano al pasar por su lado de camino a la cocina. Dejó allí su plato y tomó una botella de agua que había dejado enfriando en el frigorífico. Luego se dio media vuelta y salió de casa. El entrenamiento se hizo duro a medida que iba saliendo el sol, las temperaturas por esas fechas rozaban los treinta grados a plena sombra y era complicado ejercitarse en esas condiciones.

En menos tiempo del usual, la botella de agua se había quedado vacía, y la entrenadora había quedado agotada. Así que decidió volver a casa más temprano, sin llegar a acabar su meta diaria de diez kilómetros. Además, sus padres volverían ese mediodía a su casa, así que aprovecharía eso como excusa para volver antes y pasar más tiempo con ellos. 

Sus padres agradecieron el gesto, no tanto su hermano Julio que volvió a picarla diciendo que había vuelto tan pronto porque ya no estaba en forma. A Faviola le molestó ese comentario más de lo que le habían molestado los anteriores porque había algo de razón en él. Pero le ignoró porque no buscaba crear un conflicto con su hermano, al fin y al cabo él lo hacía como broma y no veía lo importante que era para ella. Solo era un crío de quince años.

Después de una larga ducha la familia pasó la tarde entre juegos de mesa, confesiones, risas, más bromas, rica comida y muchas bebidas frías. Finalmente, Ricardo, el padre de Faviola, decidió salir más tarde de casa de su hija para evitar atascos y sobre todo, para evitar conducir bajo ese sol abrasador. No fue hasta las siete de la tarde que recogieron sus cosas y marcharon felices, pues habían pasado unas semanas maravillosas en la compañía de su hija, que era una excelente anfitriona y les había llevado a varios lugares que se habían convertido en tradición cada vez que la visitaban: cenar en la pizzería Da Angelino, pasear por el Parque de La Sal, y recorrer el paseo marítimo mientras se tomaban un helado. Y para rematar, la foto frente a la estatua de San Nicolás, que para ellos tenía una gran carga sentimental porque el abuelo paterno de Faviola se llamaba así.

Ahora que su casa estaba en absoluta tranquilidad, Faviola decidió pasar un rato viendo una de sus series favoritas sobre policías. La chica adoraba todas las películas y series que fueran policíacas y hubiera un caso por resolver, sobre todo las que se centraban en un caso en especial y toda la trama giraba en torno al asesinato. Porque sí, si no había asesinato de por medio para Faviola no era tan interesante. Cuando el capítulo terminó, miró por la ventana y aún hacía sol, así que puso otro capítulo más antes de volver a salir a completar sus diez kilómetros diarios.

Tres episodios más tarde, la joven ató sus cabellos en una cola alta, cogió otra botella de agua y salió a hacer el mismo recorrido. De pronto recordó que los delincuentes que vigilan a sus víctimas usan sus patrones para saber cuando están a solas o cuando están más expuestas a un secuestro, un robo, una violación o un asesinato. Pero era absurdo que alguien la quisiera matar a ella, y menos en ese barrio, así que siguió por su camino de siempre y volvió a casa pasada media hora.

Satisfecha con sus resultados del día, pues había logrado acabar su meta y no estaba tan agotada como lo había estado por la mañana, se dirigió a la cocina a prepararse la cena. Cenaría algo ligero y luego se daría una ducha, pero después de prepararse su plato de verduras cocidas, vio una nota sobre la mesa del comedor que llamó su atención. Pensó que sería de su madre Noelia, ya que era muy cariñosa y solía tener ese tipo de detalles, pero juraría que antes de salir de casa eso no estaba ahí. Se acercó a leerla y pudo comprobar que no se trataba de su madre:

«Vas a morir» rezaba el primer párrafo y a Faviola se le hizo un nudo en el estómago «No vas a poder evitar que una noche entre a tu casa y te ataque, o que lo haga en el parque que frecuentas para correr y hacer tus ejercicios como has hecho hoy». La joven levantó la mirada del papel asustada, observó a su alrededor, en busca de algo sospechoso, todo estaba a oscuras salvo por la luz de la cocina que alumbraba los pocos muebles del salón. Ahí no había nada ni nadie más, y la joven se confió y corrió hacía el teléfono que tenía delante y marcó el número de la policía antes de seguir leyendo el último párrafo. «No estás segura en ningún lugar, te seguiré allí donde vayas y te encontraré si te escondes, y al final... te mataré».

Tengo pensado convertir este relato en una novela corta, de unas 60-70 páginas. Pero de momento seguiré con la escritura de Baile de lenguas y otras novelas que conocéis y que están a la espera.

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