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El sacrificio de Leona - Epílogo [Blogs colaboradores]




   Tuvieron que pasar dos años para que se celebrara el juicio contra Ríaghan. La policía había tenido tiempo suficiente para investigar, entre otras pruebas, el teléfono móvil de Leona hallado escondido en la habitación de Eóghan. En él habían recuperado miles de mensajes entre la pareja en los que se apreciaba claramente cómo ella se había ido enamorando. 

   El último decía “Puedes escaparte de casa? Tengo ganas de verte esta noche”. Ella había respondido que sí y fue hasta aquella casa maldita donde vivían Ríaghan y sus hijos. Leona sabía que esa era la casa de Eóghan y la fotografía que le pidió a Muriel era para enviársela a él. De esa forma el joven se aseguraba de que la chica sabía a donde tenía que ir. 

   Al llegar la sorprendió escuchar otra voz de mujer, Eóghan le había dicho que era huérfano y que vivía con su padre adoptivo y que no tenía madre, así que hizo lo mismo que haría Muriel después y observó por la ventana. Lo que vio la aterró, estaban construyendo una especie de altar, reconoció el símbolo celta sobre la puerta que a Muriel le había resultado tan curioso y supo que se trataba de un símbolo antiguo para referirse a la Muerte.

   En ese momento dio media vuelta y le escribió aquel mensaje a Muriel que ella no vería hasta la noche siguiente. Brion, que tenía la costumbre de salir fuera de la casa a fumar cigarrillos, vio a Leona como vio a Muriel e hizo lo que se suponía que debía hacer. No quería, pero la opción era peor para él. Atacó a la chica por detrás y la metió dentro de la casa.

   Ahí fue cuando Leona vio la cara de Eóghan detrás de un hombre que se presentó como Ríaghan. La joven intentó escapar, pero entre todos se lo impidieron. En ese momento asumió su destino y, aunque opuso resistencia y gritó por ayuda, algo dentro de ella sabía que no saldría con vida de esa casa. La llevaron a la habitación que se veía desde fuera, donde estaba el altar, la acostaron y la ataron y Ríaghan se acercó con un sedante que luego encontrarían en la autopsia.

   A partir de ahí Leona lo único que escuchó fueron unas palabras en celta que hablaban sobre sacrificios humanos, el camino a la libertad, la belleza de la muerte e historias de ese tipo. Cerró sus ojos y volvió a abrirlos cuando sintió el frío metal del cuchillo clavarse en su interior. Era su novio Eóghan el que sujetaba el mango mientras lloraba sobre ella. 

   Al terminar limpiaron a Leona para no dejar ninguna prueba, la metieron en el maletero del coche y la llevaron a su casa, como una muestra de arrepentimiento o de piedad para con la familia. Se fijaron en que todos estaban en el lado opuesto de la mansión bailando y cantando y dejaron allí el cadáver frente al perro que luego Muriel escucharía ladrar desesperadamente.

   Pero en el juicio Ríaghan admitió haber sido él el asesino y, a pesar de los mensajes entre Leona y el otro chico, no pudieron demostrar que lo había hecho otro. El líder nunca reveló la razón real del asesinato de Leona. Nunca nadie supo nada sobre los sacrificios ni el significado que tenían estos, que era el paso de niño a hombre, ni que se trataba de algo que llevaba haciendo su familia durante generaciones. Muriel, en su breve secuestro, había sido capaz de deducir que aquello se trataba de una especie de secta, pero la policía tampoco había podido demostrarlo porque todos los extraños objetos que guardaban relación con sus creencias habían desaparecido de la casa horas antes de que llegara la policía.

   Todo, a excepción del teléfono móvil que Eóghan había escondido en su habitación con la esperanza de que algún día fuera encontrado como finalmente se hizo, fue transportado por los chicos a un vertedero municipal antes de su huida aquella noche. Posteriormente se habían hospedado en un motel donde Aodhan, el chico que había discutido con Ciara cuando encontraron a Muriel, quiso continuar la tradición familiar usando el dinero que Ríaghan le había dado para construir una nueva vida todos juntos.

   Pero Brion se armó de valor y se reveló contra él, pelearon e intervino Eóghan que se llevó al chico a otra habitación donde pasaron la noche planeando cómo huir. Tanto Brion como Eóghan estaban asustados pero tomaron su equipaje y salieron discretamente del motel, llegando a una carretera donde hicieron autostop y ahora cada uno había tomado su camino: Brion trabajaba como herrero en el norte de Gales y Eóghan estudiaba Teología en Londres gracias a una beca.

   A Aodhan lo arrestaron poco después y pasó unos años en la cárcel por diferentes atracos con violencia como había visto hacer a Ríaghan. Y del resto, inluyendo a Ciara nadie volvió a saber nada. Cada uno tomó su camino y curiosamente, ninguno salvo los mayores, había continuado su vida en la violencia. 

   Finalmente el jurado llegó a un veredicto después de tres días. Encontraron a Ríaghan culpable y el juez lo condenó a veinticinco años de cárcel solo por el crimen de Leona, más una década por otros delitos. En total, Ríaghan nunca saldría de prisión igual que Leona nunca saldría del panteón.


FIN

Este epílogo se ha publicado el 31 de octubre a las 23:37 que fue exactamente el día y la hora a la que Leona le escribió su último mensaje a Muriel, ¿lo recuerdas?

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